Hoy cada sueño es un drama, un euro es un dineral, en España hasta la diosa Fortuna debe un año
de alquiler, emparedados entre el pánico del día después y la pasividad
producida liderada y protagonizada por esa gran consigna: “Podría ser peor”.
Los representantes de la revolución y el cambio más significativos
son el poeta, crítico o filósofo de bar, que con una cerveza o dos ven en sí
mismos la cura de todos los males del país. Sus palabras inspiradoras despierta
en su público el fuego y rebeldía necesarios para que arda Roma, no obstante,
al salir a la calle el viento se lleva las mariposas de humo que crea el
revolucionario bebido. En España abunda
la lengua larga y escasea la voluntad de hacerse oír, maestros de la crítica,
amos y señores de los lamentos, pero
amantes de la comodidad y conformismo en última instancia; amén de la fe en
“otros”, actitud condensada en otra consigna: “Ve yendo tú que yo ya te
alcanzo… si eso ”.
¿Y quién puede reprochar nada cuando la masa, en cuanto más
abundante más predecible y manejable? Los representantes de la pasividad son
los mismos que proporcionan Panem et
circences per populi. Y el pueblo acepta claro está, de hecho si ofrecen
solo espectáculo y fuegos artificiales el pueblo traga con media sonrisa
mientras las mariposas de humo se van volando.
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